Después de varios cierres se presentó los confinamientos en diferentes partes del mundo, para todas las edades y para todas las actividades, no solo en nuestros distritos o en nuestras casas sino en todos los rincones y es aquí donde podemos decir que brotó en los niños en nuestros niños el llanto y la angustia.
¡Si!, inevitablemente también recayó sobre ellos, niños que recién renacían sus estructuras, donde la formación de su YO es totalmente vivencial.
El adulto si bien ya tiene un 80 porciento formada su estructura personal, en esta situación se observo aquellas angustias y estrés que llevan día a día. En los niños se observa según sus etapas correspondiendo a las diferentes edades la falta de cierto componente, ese que nos hace y nos forma a cada individuo.
Niños de NUNCA JAMAS, se acercan a los consultorios con padres y madres preocupados, y percibimos poco a poco aflorar la ansiedad a medida que transcurre el tiempo, exponiendo ese aluvión en la salud mental, donde cambios tan repentinos tanto para niños y adultos se encontraran con el acertijo de poder descubrir y manifestar esa etapa deshabitada.